Ante
el dato de que una de cada 10 mujeres jóvenes dice haber sufrido ciberacoso,
entendido este como la forma en la que se ejerce la violencia de género entre
los adolescentes por ser nativos digitales y tener las redes sociales
incorporadas a su vida, los expertos insisten en la necesidad de educar, formar
y denunciar.
Un
mensaje con mayúsculas que este miércoles resonó una y otra vez entre los
participantes en la jornada sobre ciberviolencia de género organizado por el
Colegio de Procuradores de Madrid que fue inaugurada por Pilar Llop, delegada
del Gobierno para la Violencia de Género y por Yolanda Ibarrola, consejera de
Justicia de la Comunidad de Madrid, acompañadas por el decano de los procuradores,
Gabriel María de Diego.
Se
trata de un fenómeno criminal que “va en aumento por la implantación de las
nuevas tecnologías y que aún es un gran desconocido”, señaló Llop.
Y
es que la violencia es idéntica a la que sufre la mujer en el mundo offline.
Cambia el medio y la percepción de los jóvenes que no lo consideran fuera de lo
normal en muchos casos. Smartphones, redes sociales y Apps de mensajería
instantánea para ejercer daño o dominio.
Llop
calificó de positiva la reforma del Código Penal de 2015 para que en estos
tipos delictivos “no queden espacios de impunidad”.
Una
cuestión nada sencilla, sin embargo, si tenemos en cuenta que los agresores
usan hasta programas espía en los móviles de sus víctimas y, según datos
ofrecidos por la delegada, el 73% de adolescentes chicas usa webcam para hablar
con sus amigos/as y el 23% acepta desconocidos en sus redes sociales.
Tras
hacer referencia a diferentes formas de ciberacoso como el grooming o la
creciente sextorsión, Llop recalcó la necesidad de promover desde la educación
un uso responsable de las redes sociales.
Por
su parte, Yolanda Ibarrola también alertó de que estamos ante “un delito grave
que requiere la implicación de todos porque es un problema de toda la
sociedad”. “No entiende de razas ni de edad ni de condiciones económicas”,
añadió.
La
consejera hizo hincapié en que este tipo de violencia “se disfraza, a veces, en
comentarios que pasan desapercebidos pese a que son verdaderas injurias y
amenazas”. Ibarrola ofreció el dato de que, en 2017, los juzgados de menores de
la Comunidad recibieron 266 casos de malos tratos, un 58% más que en 2016.
Entre
los recursos con los que desde el Gobierno regional “se hace frente a este tipo
de violencia”, destacó la primera Estrategia Madrileña contra la Violencia de
Género dotada con 282 millones de euros. También recordó lo que ha supuesto
para el proceso y la no revictimización las nuevas instalaciones de los once
juzgados de Violencia sobre la Mujer de la capital.
El control no es amor.
Paula
Gómez-Angulo, directora General de la Mujer de la Comunidad de Madrid, dio el
dato de que el 63% de los casos de violencia de género entre los adolescentes
se produce a través de las redes sociales. No es difícil si tenemos en cuenta
que “se inician en ellas con 11 años coincidiendo con el momento en que ya
tienen un móvil de última generación”.
“En
las redes sociales, los jóvenes tienen sus propias normas y hacen una
exposición de su vida personal”, explicó.
También
habló sobre el control que no es percibido como tal. “1 de cada 3 jóvenes entre
15-29 años considera inevitable controlar a su pareja. El propio estado de
WhatsApp y la última conexión suponen una forma de control”.
Y
lo ejemplificó, además, en conductas como el control de la lista de contactos en
el perfil de la víctima, insistir dónde está en todo momento, enfadarse si le
ve alguna foto con alguien que no quiere o acusarle de serle infiel.
En
su exposición sobre las formas de manifestación de la ciberviolencia de género,
Gómez-Angulo destacó que las alarmas deben saltar cuando hay un cibercontrol,
celos o chantajes como es el caso de la sextorsión, humillaciones públicas y
amenazas, así como acoso virtual.
Finalmente
hizo un llamamiento para que influencers en redes sociales y medios de comunicación
“se impliquen para concienciar, reconocer actitudes abusivas y responder ante
ellas”. Porque los ejes contra la ciberviolencia de género son “la concienciación y
sensibilización de la población, atención integral, implicación y, ante todo,
educación.”
“En Internet hay mucha maldad”
Jueces,
fiscales, policía y psicólogos debatieron sobre por qué las redes sociales son
un foco de violencia de género y qué medidas de prevención se pueden adoptar.
Todos ellos estuvieron de acuerdo en la dificultad que entraña probar este tipo
de delitos porque la víctima tiende a borrar y eliminar los mensajes y
contenidos que recibe de su agresor.
Moderada
por Alberto García Barrenechea, miembro dela Junta de Gobierno del ICPM, la
mesa redonda contó con María Tardón Olmos, presidenta de la sección 27ª de la
Audiencia Provincial de Madrid, especializada en violencia de género; Ana
Galdeano Santamaría, fiscal adscrita a la Sala delegada de Violencia sobre la
Mujer; José Mª Martín Díez, miembro del Cuerpo Nacional de Policía experto en
ciberdelincuencia relacionada con Género; y la psicóloga Ángeles Barragán
Galán.
La
magistrada Tardón constató que muchas de estas conductas no están en el Código
Penal y advirtió de que la violencia de género digital “es potencialmente
lesiva hasta extremos incontrolables”. Además, coincidió con el resto de
ponentes en que los nativos digitales “no se dan cuenta de los peligros de las
nuevas tecnologías y no perciben que son
conductas de violencia de género”.
“Hemos
pasado de ‘me pega lo normal’ a ‘me controla lo normal’”, afirmó.
Tardón
pidió a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en Comisarías y
Cuarteles de toda España, que “el agente que toma la denuncia, si puede,
extraiga un pantallazo del contenido en la red social porque teniendo la
constatación de que se han producido esos mensajes, ya es indiciario. Cuando se
denuncia sin acreditar contenido, lo tenemos muy difícil”.
“Nuestro
caballo de batalla es la dificultad probatoria”, recalcó. Es el caso también de
cuando se enfrentan a contenidos enviados desde un perfil falso o con
suplantación de identidad. “Los servidores de comunicación de Facebook o
Whatsapp están en Estados Unidos y conseguir la cooperación internacional para
conseguir esos datos no es nada fácil”.
La
magistrada concluyó diciendo que es necesaria la educación para los jóvenes
pero también para los operadores jurídicos porque “hasta ahora somos
autodidactas y vamos poco a poco”.
La
fiscal delegada de violencia sobre la mujer de Madrid, Ángela Galdeano repasó
la jurisprudencia del Supremo en cuanto a la relación análoga de afectividad en
violencia de género porque en el ciberacoso la cuestión central vuelve a ser el
cierre definitivo de la pareja.
La
fiscal se lamentó de que “tenemos dificultades a la hora de calificar las
conductas, a lo que se une la volatilidad de la prueba”.
“Cuando
nosotros éramos jóvenes y rompíamos con un novio, nuestros padres podían
contestar al teléfono o atender a la puerta. Ahora, desde cualquier punto, la
expareja con un click accede al mundo de la víctima”, explicó.
Por
eso “uno de los principales peligros es que los ataques que se producen en
redes sociales suponen una violencia sostenida y repetida en el tiempo, debido
a la facilidad de conexión a las redes de la víctima
Junto
a la educación, Galdeano pidió que “el Estado blinde la privacidad y los datos
personales de los ciudadanos”.
Y
para los jóvenes, mandó el mensaje claro de que se denuncie.
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