Estadísticas de la criminalidad informática de la Comunidad de Madrid en el 2017

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domingo, 9 de diciembre de 2018

Para acabar con la ciberviolencia hay que desterrar entre los jóvenes que “me controlan lo normal”


Ante el dato de que una de cada 10 mujeres jóvenes dice haber sufrido ciberacoso, entendido este como la forma en la que se ejerce la violencia de género entre los adolescentes por ser nativos digitales y tener las redes sociales incorporadas a su vida, los expertos insisten en la necesidad de educar, formar y denunciar.
Un mensaje con mayúsculas que este miércoles resonó una y otra vez entre los participantes en la jornada sobre ciberviolencia de género organizado por el Colegio de Procuradores de Madrid que fue inaugurada por Pilar Llop, delegada del Gobierno para la Violencia de Género y por Yolanda Ibarrola, consejera de Justicia de la Comunidad de Madrid, acompañadas por el decano de los procuradores, Gabriel María de Diego.
Se trata de un fenómeno criminal que “va en aumento por la implantación de las nuevas tecnologías y que aún es un gran desconocido”, señaló Llop.
Y es que la violencia es idéntica a la que sufre la mujer en el mundo offline. Cambia el medio y la percepción de los jóvenes que no lo consideran fuera de lo normal en muchos casos. Smartphones, redes sociales y Apps de mensajería instantánea para ejercer daño o dominio.
Llop calificó de positiva la reforma del Código Penal de 2015 para que en estos tipos delictivos “no queden espacios de impunidad”.
Una cuestión nada sencilla, sin embargo, si tenemos en cuenta que los agresores usan hasta programas espía en los móviles de sus víctimas y, según datos ofrecidos por la delegada, el 73% de adolescentes chicas usa webcam para hablar con sus amigos/as y el 23% acepta desconocidos en sus redes sociales.
Tras hacer referencia a diferentes formas de ciberacoso como el grooming o la creciente sextorsión, Llop recalcó la necesidad de promover desde la educación un uso responsable de las redes sociales.
Por su parte, Yolanda Ibarrola también alertó de que estamos ante “un delito grave que requiere la implicación de todos porque es un problema de toda la sociedad”. “No entiende de razas ni de edad ni de condiciones económicas”, añadió.
La consejera hizo hincapié en que este tipo de violencia “se disfraza, a veces, en comentarios que pasan desapercebidos pese a que son verdaderas injurias y amenazas”. Ibarrola ofreció el dato de que, en 2017, los juzgados de menores de la Comunidad recibieron 266 casos de malos tratos, un 58% más que en 2016.
Entre los recursos con los que desde el Gobierno regional “se hace frente a este tipo de violencia”, destacó la primera Estrategia Madrileña contra la Violencia de Género dotada con 282 millones de euros. También recordó lo que ha supuesto para el proceso y la no revictimización las nuevas instalaciones de los once juzgados de Violencia sobre la Mujer de la capital.

El control no es amor.
Paula Gómez-Angulo, directora General de la Mujer de la Comunidad de Madrid, dio el dato de que el 63% de los casos de violencia de género entre los adolescentes se produce a través de las redes sociales. No es difícil si tenemos en cuenta que “se inician en ellas con 11 años coincidiendo con el momento en que ya tienen un móvil de última generación”.
“En las redes sociales, los jóvenes tienen sus propias normas y hacen una exposición de su vida personal”, explicó.
También habló sobre el control que no es percibido como tal. “1 de cada 3 jóvenes entre 15-29 años considera inevitable controlar a su pareja. El propio estado de WhatsApp y la última conexión suponen una forma de control”.
Y lo ejemplificó, además, en conductas como el control de la lista de contactos en el perfil de la víctima, insistir dónde está en todo momento, enfadarse si le ve alguna foto con alguien que no quiere o acusarle de serle infiel.
En su exposición sobre las formas de manifestación de la ciberviolencia de género, Gómez-Angulo destacó que las alarmas deben saltar cuando hay un cibercontrol, celos o chantajes como es el caso de la sextorsión, humillaciones públicas y amenazas, así como acoso virtual.
Finalmente hizo un llamamiento para que influencers en redes sociales y medios de comunicación “se impliquen para concienciar, reconocer actitudes abusivas y responder ante ellas”. Porque los ejes contra la ciberviolencia  de género son “la concienciación y sensibilización de la población, atención integral, implicación y, ante todo, educación.”

“En Internet hay mucha maldad”
Jueces, fiscales, policía y psicólogos debatieron sobre por qué las redes sociales son un foco de violencia de género y qué medidas de prevención se pueden adoptar. Todos ellos estuvieron de acuerdo en la dificultad que entraña probar este tipo de delitos porque la víctima tiende a borrar y eliminar los mensajes y contenidos que recibe de su agresor.
Moderada por Alberto García Barrenechea, miembro dela Junta de Gobierno del ICPM, la mesa redonda contó con María Tardón Olmos, presidenta de la sección 27ª de la Audiencia Provincial de Madrid, especializada en violencia de género; Ana Galdeano Santamaría, fiscal adscrita a la Sala delegada de Violencia sobre la Mujer; José Mª Martín Díez, miembro del Cuerpo Nacional de Policía experto en ciberdelincuencia relacionada con Género; y la psicóloga Ángeles Barragán Galán.
La magistrada Tardón constató que muchas de estas conductas no están en el Código Penal y advirtió de que la violencia de género digital “es potencialmente lesiva hasta extremos incontrolables”. Además, coincidió con el resto de ponentes en que los nativos digitales “no se dan cuenta de los peligros de las nuevas tecnologías y  no perciben que son conductas de violencia de género”.
“Hemos pasado de ‘me pega lo normal’ a ‘me controla lo normal’”, afirmó.
Tardón pidió a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, en Comisarías y Cuarteles de toda España, que “el agente que toma la denuncia, si puede, extraiga un pantallazo del contenido en la red social porque teniendo la constatación de que se han producido esos mensajes, ya es indiciario. Cuando se denuncia sin acreditar contenido, lo tenemos muy difícil”.
“Nuestro caballo de batalla es la dificultad probatoria”, recalcó. Es el caso también de cuando se enfrentan a contenidos enviados desde un perfil falso o con suplantación de identidad. “Los servidores de comunicación de Facebook o Whatsapp están en Estados Unidos y conseguir la cooperación internacional para conseguir esos datos no es nada fácil”.
La magistrada concluyó diciendo que es necesaria la educación para los jóvenes pero también para los operadores jurídicos porque “hasta ahora somos autodidactas y vamos poco a poco”.
La fiscal delegada de violencia sobre la mujer de Madrid, Ángela Galdeano repasó la jurisprudencia del Supremo en cuanto a la relación análoga de afectividad en violencia de género porque en el ciberacoso la cuestión central vuelve a ser el cierre definitivo de la pareja.
La fiscal se lamentó de que “tenemos dificultades a la hora de calificar las conductas, a lo que se une la volatilidad de la prueba”.
“Cuando nosotros éramos jóvenes y rompíamos con un novio, nuestros padres podían contestar al teléfono o atender a la puerta. Ahora, desde cualquier punto, la expareja con un click accede al mundo de la víctima”, explicó.

Por eso “uno de los principales peligros es que los ataques que se producen en redes sociales suponen una violencia sostenida y repetida en el tiempo, debido a la facilidad de conexión a las redes de la víctima
Junto a la educación, Galdeano pidió que “el Estado blinde la privacidad y los datos personales de los ciudadanos”.
Y para los jóvenes, mandó el mensaje claro de que se denuncie.


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